Mi eterno ídolo.

Ocho años viéndole sobre el campo cada semana. Ocho años riendo con sus goles y sus victorias. Ocho años llorando con cada derrota, con cada fracaso. Ocho años siguiéndole en cada equipo al que iba. Cinco años siendo del Valencia, tres años siendo culé y mi noveno año, enamorada de él, seré atletista. Nunca llevé una camiseta del Valencia con su siete a la espalda. Tampoco lleve la camiseta azul-grana con su siete como dorsal. Pero prometo que este año aunque no sea con su eterno siete, me pondré con orgullo la camiseta rojiblanca con su nueve y su nombre en mi espalda. El 25 de agosto de 2013 cumplí ocho años defendiéndole  ante las criticas, dando la cara por él delante de quien no creía ni confiaban en él. Que aunque a muchos les 
cueste reconocerlo David Villa pasará a la historia como el eterno siete de la selección española de fútbol porque es él quien ha batido los récord y quien ha hecho que lucir ese numero sea un orgullo. Que ya son más de ocho años desde que el vi por primera vez pisando la casa en la que estuvo dejándose la vida durante cinco años. Ese equipo que le hizo grande y poder competir con los mejores. 
Este año lo conseguí. Conseguí mi propósito después de todo este tiempo, que era verle sonreír tan solo a unos metros de distancia de mi. Me tocó llorar cuando se fue del Barça pero en seguida se me puso la sonrisa en la cara al saber que se iba al equipo de mi ciudad. ¡Le iba a tener al lado! Fui a su presentación en el Vicente Calderón, no me lo podía perder. Tras esperar cuatro horas en la calle, con el sol, por fin abrieron las puertas y me lancé a correr y poder coger sitio. Tenía que cumplir mi sueño. Llegó el momento en que piso el campo que tenia justamente en frente y mis lagrimas empezaron a salir por mis ojos. Me daba igual como me viera, si fea o guapa, solo quería que me viera. Yo y unos cuantos de fans mas provocamos una estampida en el Calderón. ¡LO CONSEGUÍ! ME VIO. ME SONRÍO. ME TOCÓ. Me eché al campo a llorar. Después de tanto tiempo, y de soportar que le insultaran, lo conseguí. Lloré desde que piso el campo hasta que yo lo abandoné. Cuando me quise levantar del césped, me di cuenta de que tenia una cámara grabándome como lloraba. Pues si, soy aquella que llora cuando su máximo ídolo, le sonríe. Muchos no lo entenderéis, pero esto hombre hace que sus fans confiemos en él y nos enamoremos de una hombre que esta casado y con tres niños. 
Ocho años siendo su fanática y por fin logré conocerle, logre que me tocara y logre ver en directo esa fantástica sonrisa que a todas las villistas nos vuelve locas. 


ORGULLOSA DE SER FAN DE DAVID VILLA

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