Un beso apasionado, de estos de película.

Encerrada en mi habitación. Estudiando. De repente suena el timbre y salgo disparada a ver quien es. Descuelgo el telefonillo y solo hay silencio. Vuelvo a mi habitación desanimada. Me siento y veo que tengo un corazón de papel encima de mis apuntes de Historia. Tras guardar el corazón en un cajón sin entender de donde salió, vuelvo con mis estudios. Ahora suena el teléfono fijo. Me levanto y me dirijo al salón. Cojo el teléfono y no suena nada. Lo cuelgo y voy a mi habitación, de nuevo. Me siento en mi silla y al coger mis apuntes vuelve a estar el corazón de papel. Abro el cajón y está él de antes. ¿Dos corazones? No entiendo nada. No había visto ninguno de los dos antes. Me llaman y no contesta nadie, corazones sobre la mesa... había alguien en mi casa, no podía haber otra solución. Busqué por todos los rincones de mi casa pero no había nadie. Todo estaba tranquilo. Tenía la ventana abierta, así que pensé en cerrarla. En el fondo es una tontería son veinte de metros de altura, nadie puede escalar eso a no ser que sea un superhéroe. Al cerrar la ventana veo un chico con camisa blanca, corbata negraa, vaqueros azules marino y zapatos negros. También llevaba barba de tres o cuatro días y un gorrito a juego con su cojunto. Lleva unas gafas de sol también. Me fijé en que no paraba de mirar hacia arriba de la calle. El chico era bastante guapo pero yo tenía que estudiar. De repente me llegó un whatsapp de un número desconocido diciendo que me asome a la ventana. ¿Me había escrito el chico de debajo? Me asomé por curiosidad. El chico ya no estaba, es más, no había nadie. Me llega otro mensaje. "¿Quieres verme?  Prometo que te gustara verme." Me empecé a asustar... no sabía que hacer. No le conteste, tampoco sabía que decirle. Volví con la creación de los sindicatos y con el movimiento obrero. Llaman a la puerta con los nudillos. Está temblando. Hay timbre, ¿por qué no llama bien? Fui de puntillas para que no me oye y así poder asomarme por la mirilla sin que se diera cuenta. No se le veía la cara, esta cogiendo un ramo de rosas blancas y azules gigante. Solo se le veía el gorrito. ¿Realmente era el chico de mi ventana? Echo la cadena y abro la puerta.
- ¿Quién eres?
- Ábreme, por favor.
- No vas a pasar si no me dejas verte.
- Si me ves antes de leer la nota del ramo, ya no es sorpresa.
- No me gustan las sorpresas. ¿Por qué debería confiar en ti?
- Quiero que leas la nota, así que toma.
Coge la nota del ramo de flores y me la pasa por el hueco de la puerta. La cogí y me puse a leerla. "YO SOY TU SUPERHÉROE Y SUBO HASTA TU VENTANA. ESPERO QUE TE GUSTE LA SORPRESA"
Abrí la puerta y estire para coger el ramo. ¡Qué bien olía! Mientrás lo estaba oliendo me dijo que no era quien yo creía ser porque no se llama Alejandro. Me asusté muchísimo. Mi superhéroe es él... ¿quién sería? Se quitó el gorro y las gafas. Me quedé alucinando... la sorpresa era aún mejor. Era él. Con él que me río cada vez que le veo. No me habla por whatsapp ni nada, pero a mí con que me intente chinchar, se meta con mi ídolo para picarme o simplemente me diga que tiene sueño... me basta. Le pregunto que por qué hace esto, que no entendía nada. Su respuesta fue un beso apasionado, de estos de película, interrupido por el sonido de la alarma de mi despertador.

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