Para ti, yo; para mí, tú.

Hoy me he dado cuenta de que la esperanza es lo último que se pierde, y además de que lo buscas puedes encontrarlo cuando menos lo estés buscando. Que eso de intentar autoconvencerte de 'yo no creo en el amor' es mentira, porque cuando aparece, aparece. Y aparece poniendo tu vida patas arriba, y haciendo que los días grises tengas un rayito al final. Esa persona te hace ver el lado bueno de que llueve y que en la oscuridad también cosas. Por ejemplo, cuando te tumbas a mirar al cielo, pasa un rato hasta que logras ver una estrella e incluso en ocasiones, consigues ver una estrella fugaz a la que pedirle un deseo. Un deseo, el cual te despiertas un día y resulta que lo tienes al otro lado de la cama roncando tras una noche de sexo desenfrenado. ¡Pobrecillo, se quedo agotado!
Es obvio que no quieres sufrir, pero eso no se elige. No se elige de quien te enamoras, y de por quien darías la vida. Simplemente sucede. Algo se vuelve a remover dentro de tu estómago, resulta que es verdad eso de las mariposillas ¿eh? Si que estaban, solo hacia falta que llegara el mago que la despertara con la varita mágica. Te das cuenta de que si existe esa persona que te haga sonreír con el más mínimo detalle.
Y hoy me he dado cuenta de que para ti, yo; para mí, tú.

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