¿Sabéis la sensación esa de que os cuesta respirar así de repente, sin saber por qué? Pues así llevo yo varios días. No soy capaz de respirar, de que mis pulmones se llenen de sangre. Y no es precisamente porque alguien me quite el aliento en el buen sentido precisamente. Es verdad que me quita el aire alguien pero lo que todo empezó siendo un cuento de hadas, me está frustrando por momentos. Una situación que empezó siendo un mundo de colores en el que yo era la protagonista, la princesa, su amore y está acabando siendo yo el sapo al que nadie quiere darle un beso. Me estoy convirtiendo en la bella que no se despierta o en Blancanieves a la que acusan de haber violado a los enanitos. Este cuento no va a acabar bien, la madrasta no morirá ni le pasara nada malo, más que nada porque cada vez que me pongo a pensarlo creo que la madrasta de este cuento soy yo... Que la princesa es otra y soy yo quien entorpece el curso de la historia, soy yo quien va creando manzanas envenenadas y cortando pelos para que ningún príncipe suba hasta la ventana de la torre a salvar a nadie... ¿y sabéis por qué? Porque a mí nunca nadie me dio un beso para resucitarme, ni para despertarme porque yo no he sido de esas que por un pinchacito se quedan durmiendo durante toda la vida, ni ha soñado con casarse. Yo soñaba con ser feliz, y creo que no voy por el camino de conseguirlo, la verdad. Es más, cada vez me alejo más y más.
Claro que estaba esperando a que llegase un chico que rompiera mis esquemas e hiciera girar mi vida de repente, otra vez. Creo que le he encontrado, pero en lugar de hacerme girar... Me deja sin respiración y en vez de sentirme aliviada porque no tener respiración me hace sentirme bien, me ahogo. Me ahogo mucho. Espero que esto solo sea el principio, producido por el miedo a que me vuelvan a hacer daño y con el paso de los días la sonrisa de idiota aparezca en mi cara de nuevo, y por fin pueda volver a respirar y me sienta protagonista de mi cuento.
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